Designa la manera general de vivir. Así como no existe un estado ideal de la salud, no hay tampoco estilos de vida prescritos como óptimos para todos. La cultura, los ingresos, la vida familiar, la edad, la capacidad física, las tradiciones y el ambiente del hogar y el trabajo, hacen que algunos modos y condiciones de vida sean atractivos, factibles y apropiados.
Definimos estilo de vida a los actos que una persona realiza habitualmente en su vida cotidiana y que colaboran en el mantenimiento de su salud o aumentan el riesgo de padecer enfermedades.
Enseñar a los niños hábitos saludables, y que ellos los adopten como aspectos básicos de su vida, es la medida preventiva más eficaz para mantener una buena calidad de vida.
Está demostrado que los niños cuyos padres y otros miembros de la familia tienen hábitos de vida saludables tienen mayor predisposición a adoptarlos y a rechazar conductas nocivas. Por estas razones, es recomendable inculcar en los niños hábitos como:
Mantener una alimentación sana, equilibrada y adecuada a su edad
Practicar ejercicio físico y evitar el sedentarismo
Tener un peso adecuado
Dormir lo suficiente
Tener una higiene adecuada
Tomar el sol con moderación
Evitar el tabaco pasivo
Disminuir el estrés.
Es el proceso e impulso de realización de algo que implica cambio o movimiento // efecto de una cosa sobre otra.
Se aplica la cualidad de efectiva o efectividad a aquellas personas que generan a través de acciones los resultados apropiados y esperados para cada situación. Efectiva puede ser también algún tipo de invención o fenómeno, siempre y cuando demuestre que el objetivo por el cual ha sido creada puede ser cumplido de manera adecuada.
La palabra efectiva se relaciona obviamente con la noción de efectividad. Esta noción supone la aplicación de ciertas acciones, actitudes o soluciones ante determinadas situaciones. Normalmente, esas acciones deben asegurar los resultados esperados a fin de ser consideradas efectivas. En otras palabras, también podemos decir que una actitud o respuesta efectiva es aquella que busca, como objetivo principal, lograr un efecto.
El sujeto decide qué acciones realizará y en la volición cuánto esfuerzo invertirá y durante cuánto tiempo persistirá en ellas.
Se divide en dos subprocesos:
Planes de acción y control de acción. Una vez modelada la conducta saludable, la intención debe ser transformada en planes de acción, en instrucciones precisas acerca de cómo llevarla a cabo.
Regulan el pensamiento y la acción
Los procesos cognitivos son los que permiten el conocimiento y la interacción con lo que nos rodea. Comprenden la memoria, el lenguaje, la percepción, el pensamiento y la atención (entre otros). En enfermedades como el alzhéimer, su deterioro implica la incapacidad de realizar cosas tan cotidianas como bañarse.
Son procesos que permiten que procesamos la información que nos llega a través de los sentidos, que la almacenamos, manipulamos, la recuperemos e interactuemos con el mundo. Y que aprendamos, sobre todo que aprendamos.
Las funciones cognitivas (término que habitualmente se usa de forma indistinta) son la base de nuestro conocimiento e incluye cosas tan básicas como la percepción y atención, y tan avanzadas como el pensamiento.
No hay que ignorar la influencia que tienen otros factores más concretos, como la alimentación (las hamburguesas son lo mismo al cerebro que al cuerpo), la actividad física y el estado emocional.
Se define como la capacidad del ser humano para inhibir o controlar las respuestas impulsivas (o automáticas), y generar respuestas mediadas por la atención y el razonamiento. Esta habilidad cognitiva forma parte de las Funciones Ejecutivas y contribuye a la anticipación, planificación y al establecimiento de metas. La inhibición o control inhibitorio pone freno al comportamiento y detiene las reacciones automáticas inapropiadas, cambiándose por una respuesta más razonada y adaptada a la situación.
Es una estrategia general de las terapias cognitivo-conductuales, destinada a modificar el modo de interpretación y valoración subjetiva, mediante el diálogo socrático, la modelación y la práctica de hábitos cognitivos nuevos.
Proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla y que se dedica a estudiar las formas de favorecer una mejor salud en la población.
Técnicas operantes diseñados para reforzar conductas adecuadas, desarrollar habilidades específicas para lograr una buena salud y controlar los estímulos y las contingencias ambientales que la mantienen.
El aprendizaje vicario o social señala que no solo se aprende por la experiencia propia sino que se aprende por experiencia ajena, bien sea por información o por modelaje, es decir por la observación de lo que le pasa a otros o por la información que se recibe sobre el hecho. Por supuesto el modelo a seguir debe ser deseable o atractivo para el individuo a tal punto que se quiera imitarlo, parecérsele a él.
En el campo de la educación se ha dicho que se debe enseñar con el ejemplo, pues los niños aprenden, inicialmente y luego, con la imitación de sus padres, profesores, compañeros y grupo social con el que vive. De eso trata el aprendizaje vicario, social o de modelamiento, en la capacidad que tiene los humanos, y también los animales, de aprender comportamientos al observar a sus similares a hacer algo, “se refieren a los cambios conductuales, cognoscitivos y afectivos producidos en un sujeto, derivados de observar a uno o más modelos”
Formas de reducir o extinguir conductas inadecuadas. Se refuerza solamente aquellas conductas incompatibles con la que se quiere extinguir. Ej, gritar es incompatible con hablar en voz baja. Eficaz en escuelas, aunque de efecto lento.
En las ciencias de la salud, en particular a las ciencias del comportamiento (la psicología), se denomina hábito a cualquier conducta repetida regularmente, que requiere de un pequeño o de ningún raciocinio y que es aprendida, más que innata.